Las personas con discapacidades motoras o intelectuales a menudo tienen acceso limitado a terapias. La quiropráctica, al trabajar de manera holística en el cuerpo entero, puede mejorar la sensación corporal, movilidad, funcionalidad, equilibrio y coordinación. Además, numerosos estudios sobre la quiropráctica y el cerebro han demostrado su potencial para producir cambios en la plasticidad cerebral. En particular, los ajustes quiroprácticos pueden equilibrar diferentes áreas del cerebro y mejorar el desarrollo en personas con trastornos neuroconductuales.